sábado, 6 de octubre de 2012

RELACIÓN ENTRE EL LIBRO DE LOS MUERTOS Y LOS DIES MANDAMIENTOS


   Entre todos los episodios bíblicos, la entrega de la tabla con los diez mandamientos de Dios a Moisés en lo alto del monte Sinaí y de los episodios misteriosos que la envuelven es uno de los hechos más importantes del cristianismo y del judaísmo.
   Se trata de un decálogo con un importante contenido ético y moral que regirá el cristianismo y el judaísmo desde esa fecha hasta nuestros tiempos. Sin embargo, es llamativo que cuatrocientos años antes de Moisés, el rey babilónico Hammurabi vivió un acontecimiento similar. La estela de Hammurabi nos muestra su figura con una larga barba, turbante y túnica ondulante, sentado frente al dios del Sol, Shamasch, escribiendo las leyes que éste le dicta. No cabe duda de que existe una gran similitud entre estos dos acontecimientos y también en el contenido de ambos textos. Anterior a ambos encontramos las leyes sumerias, el código hitita y las leyes asirias que también dictan unas normas de conducta que seguir en la vida. Incluso el budismo tiene diez mandamientos en los que encontramos aspectos similares al decálogo cristiano, puntos en común como: abstenerse de matar, abstenerse de robar, abstenerse de la mala conducta sexual y abstenerse de mentir.
   La tradición bíblica explica que los Diez Mandamientos fueron escritos por Dios mismo en las tablas de piedra, como se indica en el Éxodo: "Y Jehováh dijo a Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que quebraste", ya que las primeras también fueron escritas por Dios: "Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios" (Éx 34:1). Sin embargo, todo hace suponer que fue Moisés el que grabó el decálogo en las tablas durante su estancia en lo alto del monte Sinaí (cuarenta días y cuarenta noches).
   Cuando Moisés desciende del monte con las Tablas de la Ley su figura resplandecía, hecho que hace suponer que estuvo en contacto con algún material radiactivo. Por otra parte, las antiguas traducciones bíblicas destacaban que cuando bajó del monte "no sabía que en su rostro había cuernos". Ahora, las nuevas traducciones destacan: "no sabía que la piel de su rostro se había vuelto radiante..." (Éx 34:29). Todo parece indicar que hubo un error de traducción de san Jerónimo, y que la segunda versión es la correcta. para muchos autores el resplandor de Moisés tiene que ver con las Tablas de la Ley, que como ya hemos explicado se convirtieron en un auténtico peligro dentro del Arca de la Alianza, matando a todos aquellos que intentaban tocarlas o que se aproximaban mucho. Esto hace suponer que Moisés eligió, inconscientemente, piedras radiactivas para la grabación de los Diez Mandamientos.
Primer Mandamiento
"No habrán para ti, otros dioses ante Mí" (p.3).
Segundo Mandamiento
"No harás para ti efigies y ninguna imagen (semejante) de lo que está en el cielo arriba y lo que está en la tierra abajo, y lo que está en las aguas debajo de la tierra". (p.4). 
"No te postrarás ante ellas y no las servirás, pues Yo Adonai tu Dios, Soy Dios celoso que castiga el delito de los padres sobre los hijos, sobre terceras y sobre cuartas (generaciones), a quienes me aborrecen". (p.5). 
"Y hago merced a miles (de generaciones), a los que me aman y cuidan mis preceptos". (p.6). 

Tercer Mandamiento
"No pronunciarás el nombre de Adonái tu Dios, en vano. Pues no perdonará Adonái al que pronunciare Su nombre en vano". (p.7). 

Cuarto Mandamiento
"Recuerda el día Shabbat (sábado) para santificarlo". (p.8). 
"Seis días trabajarás y harás toda tu labor". (p.9). 
"Y el día séptimo Reposo (Shabbat) será para Adonái tu Dios; No harás ninguna labor, tú y tu hijo y tu hija y tu siervo y tu sierva y tu animal, y tu inmigrante (extranjero) que está en tus puertas". (p.10). 
"Porque en seis días hizo Adonái los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; y descansó (o cesó) en el día séptimo". (p.11). 

Quinto Mandamiento
"Honra a tu padre y a tu madre, para que se alarguen tus días sobre la tierra que Adonái tu Dios, da a ti". (p.12). 

Sexto Mandamiento
"No asesinarás". (p.13). 

Séptimo Mandamiento
"No cometerás adulterio". (p.14). 

Octavo Mandamiento
"No robarás" (p.15). 

Noveno Mandamiento
"No declararás contra tu prójimo, testimonio falso". (p.16). 

Décimo Mandamiento
"No codicies la casa de tu prójimo; no codicies la mujer de tu prójimo, y su siervo y su criada y su buey y su asno, y todo lo que sea (pertenencia) de tu prójimo". (p.17). 

El "Undécimo" Mandamiento
En el Evangelio de San Juan, capítulo 13 Jesús dice "Un nuevo mandamiento os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros." (p.34). 
"En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros". (p.35). 

Algunas conclusiones 
Luego de leer los 10 Mandamientos y ver el resumen que hizo Jesús, vemos claramente que los primeros 4 mandamientos tienen como base la adoración a Dios, mientras que los seis siguientes tienen al prójimo como destinatario. 

Pudemos así percibir cómo los primeros 2 Mandamientos tratan sobre la exclusiva adoración a Dios, lo cual excluye imágenes, personas o cosas a quienes tributemos loor. 

También pudimos ver cómo Dios exige respeto en el tercer mandamiento. 

En el cuarto mandamiento hace mención del día Sábado, en el cuál tenemos un refugio para mejorar nuestra relación con Dios, aparte del descanso corporal necesario. (Cabe decir que Jesús se opuso a quienes hacían del Sábado una carga y dio su ejemplo sanando a las personas y haciendo obras de bien). Hay que recordar que el Sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el Sábado. (San Marcos 2:27 y 28) 

En el quinto mandamiento se hace alusión al debido respeto hacia los padres. El Nuevo Testamento especifica lo siguiente, en la Carta a los Efesios, capítulo 6, pasajes 1 al 4: "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo". (p.1). 
"Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; "(p.2) 
"Para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra". (p.3). 
"Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor". (p.4). 
En estos pasajes bíblicos se nos habla acerca de la obediencia a nuestros padres, siempre y cuando sus mandatos estén en el Señor. E insta a los padres a no provocar a sus hijos negativemente. 

En el sexto mandamiento encontramos una sorpresa para muchos. Ya que muchas versiones dicen: NO MATARÁS. Esto es falso, ya que la defensa propia es un derecho que la Biblia nos otorga. El asesinato nada tiene que ver con el hecho de defenderse ante un ataque. Dios mismo, menciona en la Biblia que ante el evento de la "guerra final" a los impíos, los eliminará o consumirá. (Si matar fuera una mandamiento, Dios estaría violando su propia Ley). Leer Apocalipsis capítulo 20, los pasajes 7 al 9. Además vemos en el Antiguo Testamento que Dios mismo ordenó levantar 6 ciudades de refugio, a las cuales huir en caso de homocidio sin intención. Esto se encuentra en el Libro de Números - capítulo 35, los pasajes 9 al 28 - . 

El séptimo mandamiento tratá acerca del hecho de no cometer adulterio.
 Según la opinión de el Rabí Shimón Itzhakí, denominado Rashí (1040 - 1105) el adulterio se cometía sólo cuando un hombre se acostaba con una mujer casada o comprometida. Por eso David, Salomón, Abraham, etc... Tenían varias mujeres como esposas o concubinas, sin embargo la Biblia nunca habla sobre adulterio. 

El octavo mandamiento habla acerca del hurto. Los judíos entienden que Hashem (Dios) hace también referencia al secuestro de personas con fines de lucro o para someterla a la esclavitud. 

En el noveno mandamiento se hace mención al no hablar mentiras en contra del prójimo. Véase que Jesús fue falsamente acusado en el juicio poco antes de su muerte, según el relato del Evangelio de San Mateo, capítulo 26, los pasajes 57 al 68. 

El décimo mandamiento habla sobre la codicia. Entendiendo que lo que se codicia es exactamente aquello que pertenece al prójimo, y que el codicioso puede hacerlo suyo gracias al empleo de artificios, engaños o presiones ilegítimas. Esta ordenanza tiende a servir de barrera adicional para evitar la violación de cualquiera de los 4 mandamientos anteriores, pues la codicia puede llevar al hombre al asesinato, al adulterio, al robo y por supuesto a la mentira y el falso testimonio. 





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